Una caja de éxito por José Antonio Domínguez

Antecedentes
Un vecino de parcela en el barrio de Monzalbarba, Mariano Bailera, agricultor y propietario de una nave donde guarda los aperos y material de trabajo, venía comentándome desde hace años la habitual reproducción de una pareja de cernícalo vulgar en el interior de dicha nave, a las afueras del barrio. No obstante, también le preocupaba que, debido a que la puesta la llevaban a cabo en las repisas poco propicias de las vigas que soportan la estructura de la nave, los pollos solían caer y accidentarse.
Tras varios de estos episodios le propuse instalar una caja nido para garantizar el éxito de la cría y, tras obtener su visto bueno, procedí a comienzos de 2023 a la construcción de una caja nido para cernícalo vulgar y organizar su colocación.
Todo el proceso ha necesitado de la participación de un equipo de personas que se brindaron a colaborar directamente y aportar ideas, equipo que detallo al final.
El escenario
Monzalbarba es un barrio rural de Zaragoza instalado en la llanura aluvial del Ebro. El término lo componen tierras fértiles de regadío destinadas al cultivo de alfalfa y maíz predominantemente y, en menor medida, forrajeras como raygrás, además de brócoli y habas en invierno.
El cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) es habitual de este ambiente agrícola y se le suele ver cazar en los campos de alfalfa tras la siega o aprovechando las labores de tractores y cosechadoras cuando dejan al descubierto los micromamíferos e invertebrados del suelo. Su técnica de caza se basa en el acecho desde los postes del tendido eléctrico o desde lo alto de las nogueras dispersas que crecen en los ribazos. Igualmente, también cazan cerniéndose sobre los cultivos.
El cernícalo es ave rupícola en la reproducción, ocupando a veces nidos viejos de córvidos en árboles. Acepta bien las cajas nido que se colocan en algunos proyectos para favorecer su presencia.
La nave agrícola en cuestión es empleada por los cernícalos para criar pero también para resguardarse en caso de mal tiempo, fuera ya de la temporada de cría, como explican Mariano y su sobrino Nacho los cuales vienen observando a los animales cuando entran o salen con la maquinaria y que valoran positivamente que la pareja de cernícalos se haya convertido en asidua.
La intervención
La caja nido se preparó con maderas recuperadas de materiales de construcción desechados, con las dimensiones habituales que propone la bibliografía y ensambladas mediante tornillería. Las tablas procedían de las planchas utilizadas en obra para encofrar, compuestas por varias láminas de madera superpuestas. Como no iba a estar la caja expuesta a la intemperie valoré no era necesario material de mayor consistencia y durabilidad.
Tras diversos consejos procedí a colocar una amplia repisa en la base de la caja con el fin de dar soporte a los pollos al salir del nido o a los padres al acceder al mismo.
Una vez preparada la caja nido, pasé a organizar la colocación solicitando la colaboración de Juan Ballesteros y José Antonio Pinzolas, especialistas en escalada y trabajos en altura, los cuales se brindaron a subir e instalar la caja.
Previamente a la colocación realizamos varias visitas a la nave con Tomás Andrés y los propietarios para decidir la ubicación más oportuna y estudiar las preferencias que habían observado en los cernícalos.
Después, la mayor tarea fue organizar la fecha de instalación para hacer coincidir la presencia de todas las personas involucradas. Tras sucesivos aplazamientos, la colocación se llevó a cabo en la tarde del 9 de febrero de 2023. En ese momento fue cuando se decidió definitivamente la ubicación y orientación de la caja nido, la cual se reforzó con varias pletinas de acero a su alrededor para aumentar su consistencia. Igualmente fue con varias pletinas cómo se aseguró la caja a la estructura metálica de las vigas, siendo necesario recortar una parte de la base para su encaje definitivo.
La caja quedó colocada sobre el borde de la viga que habitualmente utilizaban los cernícalos para criar. El fondo interior se cubrió de arena silícea para dar estabilidad a los huevos en caso de puesta, siendo el único material que se aportó al nido. Estimamos la altura a la que quedó la caja en unos 7 metros y orientada al este hacia la parte abierta de la nave para facilitar el acceso de los cernícalos, especialmente en época de cría cuando alimentan a los pollos.
El éxito
Nuestras expectativas sobre la futura utilización de la caja por parte de los cernícalos no eran muy halagüeñas dado que pensábamos que la fecha de instalación era tardía y el artefacto -que no otra cosa era la caja- podía hacer recelar a los animales, los cuales deberían disponer de un largo tiempo para aceptar el nuevo elemento que había invadido su espacio.
No obstante, ya entrada la primavera, al coincidir con los propietarios e interesarme por los cernícalos me indican que suelen entrar a la caja, tras lo cual comprobamos la presencia de la hembra en su interior, bien descansando, bien incubando -como luego se descubrió. Ello suponía un primer éxito por la aceptación de la caja, pero fue mayor cuando me informaron días después que los cernícalos estaban criando y alimentando a los pollos.
Cuando, semanas más tarde, accedí de nuevo a la nave, los pollos ya eran volanderos y se posaban en diversos resaltes del interior. Al menos tres pollos llegaron a volar en esa primera temporada. El éxito fue, pues, total tanto en la aceptación como en la utilización de la caja nido al producirse su ocupación ya en el primer año de presencia. En la temporada de 2024 el éxito, del que ya no dudábamos, ha vuelto a producirse, llegando a volar cuatro pollos a primeros de junio.
Hay que dejar claro que, tras la colocación de la caja, no ha habido ninguna interferencia en la vida de los cernícalos, lo cual nos propusimos como prioridad. La actividad por el uso agrícola de la nave ha sido la cotidiana, a la cual los animales se encuentran habituados, y en ningún momento se ha molestado o inquietado a los cernícalos para conocer el contenido de la caja, más allá de las fotos tomadas desde el suelo y desde la entrada a la nave.
El equipo
Mariano Bailera y su sobrino Nacho Benito son agricultores y propietarios de la nave. Son conscientes de la inmensa labor de los cernícalos eliminando topillos y roedores.
Juan Ballesteros, APN especialista en trabajos de altura, y José Antonio Pinzolas (ANSAR) se ofrecieron a escalar para la instalación de la caja. Ambos han trabajado en colocación de nidos para diversas especies como vencejos, cernícalos y cigüeñas.
Javier Ruiz (ANSAR) y Tomás Andrés, a los que consulté diversos aspectos referentes a la caja y su ubicación, son expertos ornitólogos y con amplia experiencia en conservación.
José Ramón Ariza es colaborador de Juan Ballesteros en tareas de rescate de fauna, instalación de cajas nido y rampas en aljibes y balsas; ayudó en el traslado y preparación del material para la escalada y la colocación de la caja.
José Antonio Domínguez (Amigos de la Tierra Aragón y ANSAR), autor de estas líneas, constructor de la caja y coordinador de la intervención.
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