Tetrao urogallus - Henri Bourrut

El Departamento de Medio Ambiente de Aragón realiza un controvertido control de depredadores para intentar conservar el urogallo

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El urogallo es una especie propia de los bosques de alta montaña. En la península se distribuye por la cordillera Cantábrica y el Pirineo con subespecies diferenciadas constituyendo el límite sur de distribución de la especie. Sus poblaciones vienen disminuyendo dramáticamente por diversos factores como la fragmentación y pérdida de calidad del hábitat, los depredadores y la actividad humana.

Conforme a la información realizada por el propio Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, durante este año 2024 se han realizado medidas de control de depredadores del urogallo, actuando sobre especies incluidas en el Listado Aragonés de Especies Silvestre en Régimen de Protección Especial como la garduña y la marta, así como otras especies no protegidas como el zorro, gatos y perros cimarrones.

Estas actuaciones se realizan mediante un contrato, no sabemos a quién se le ha adjudicado, ni cuánto durará, con qué presupuesto público se cuenta, ni sobre qué superficie se piensa actuar o cómo se han seleccionado las zonas de traslocación de martas y garduñas y su seguimiento posterior, ya que estos aspectos no han sido explicados por el Departamento. Lo que sí sabemos es que se realizará bajo el propio
control de los Agentes para la Protección de la Naturaleza y el personal funcionario que realiza la dirección del citado contrato, cuyo objetivo es el control de depredadores del urogallo pirenaico en Aragón, como medida que permita aumentar su éxito reproductor.

Estas actuaciones realizadas por la Administración aragonesa no son innovadoras y ya se han obtenido resultados de trabajos similares realizados en Castilla y León en el marco de Life Urogallo y publicado por el MITECO y, donde se evidenció la más que dudosa necesidad de esta iniciativa, sin encontrar estudios científicos que validasen el efecto positivo de la eliminación de depredadores sobre la supervivencia del urogallo, indicando tanto por SECEM como por el trabajo publicado por el LIFE, “que los trampeos exhaustivos en zonas relativamente pequeñas (<1000 ha) sólo fueron efectivos durante el periodo en el que se desarrollaba el trampeo y durante el trimestre siguiente”.

El buscado y supuesto incremento del éxito reproductor del urogallo, se encuentra discutido en multitud de estudios realizados en España y en el resto de Europa, ya que se ha demostrado que en condiciones naturales, un aumento significativo de la productividad de urogallos en la mayor parte de su área de distribución probablemente solo se podría lograr con un control muy intenso de sus principales depredadores, que abarque áreas extensas y se mantenga durante largos periodos o de forma indefinida. Este tipo de control muy probablemente modificaría la comunidad de vertebrados de la zona y sería muy difícil de realizar por razones económicas, logísticas, legales, sociales y éticas.

Incluso los estudios realizados en las islas de Suecia o en Finlandia, señalados como soporte para apoyar estas actuaciones por parte de Medio Ambiente, no son consistentes para apoyar claramente el sustento a estas actuaciones en Aragón, ya que en un caso se trata de trabajos en islas aisladas, y en el otro los controles de depredadores en Finlandia, si bien se mejoró el éxito reproductor de las tetraónidas, el impacto sobre las poblaciones de adultos en el tiempo no fue evidente. Existiendo muchos más estudios donde se ha demostrado la poca eficacia y lo costoso de la medida, sin olvidar que éticamente estos controles son más que cuestionables.

Es importante indicar que los mismos técnicos que realizaron estos controles en el marco de un proyecto LIFE en la Cordillera Cantábrica confirmaron que resultaba ineficaz realizar un control de depredadores en el hábitat del urogallo cantábrico como medida rutinaria para aumentar el éxito reproductor. Añadiendo además que la relajación de la relación entre depredadores al eliminar algunas especies, puede provocar un efecto rebote posterior a los trampeos por los flujos de las especies eliminadas o el incremento de otras y acabar afectando negativamente al urogallo.

Con todos los estudios científicos que sustentan la ineficacia de estas medidas de control de depredadores, resulta más que sangrante ver como los propios técnicos del Departamento de Medio Ambiente de Aragón señalan públicamente, sin evidencias científicas que lo justifiquen, a ciertas especies como perjudiciales para el urogallo, haciendo suyas las ideas de las Federaciones de Caza y fundaciones como Artemisan, donde se señala constantemente a los depredadores considerados como “enemigos” y responsables de la desaparición o disminución de poblaciones de especies como la perdiz o el propio urogallo, lo que puede llegar a ser enormemente negativo para la conservación de nuestra biodiversidad.

Atrás debieron quedar las ideas de eliminación de las “alimañas”, más cuando infinidad de estudios sobre relaciones de predador-presa definen unas relaciones muy frágiles y complejas, por lo que el propio Departamento de Medio Ambiente y sus técnicos deberían tratar el problema del urogallo con la humildad y no seguir utilizando recetas que se han demostrado rotundamente ineficaces, costosas económicamente y éticamente muy cuestionables.

Por otra parte, el Gobierno de Aragón no sólo no actúa en la reducción de las interferencias humanas en el hábitat del urogallo sino que las favorece como sucede con la pista que está abriendo en la cara norte de Maristás en el término de Tella-Sin en área crítica de urogallo. Las pistas incrementan la frecuentación humana y con ella las molestias y presencia de depredadores oportunistas como zorros y córvidos tras el rastro y los residuos de los visitantes.