ANSAR reclama delimitar y respetar las áreas de descanso y cría de aves
El embalse de la Loteta empezó a construirse en 1999 y fue inaugurado en 2010. Tiene una longitud de 1.472 m y embalsa hasta 104,85 hm3. Desde el primer momento se sabía que este embalse podría albergar una nutrida avifauna con preferencias por el medio acuático. Desde hace años se ha establecido un dormidero de grullas de miles de ejemplares, que se quedan a pasar todo el invierno. Es maravilloso verlas salir al amanecer o regresar al atardecer con su gruir mágico que se oye a varios kilómetros de distancia.
Pero no solo se ven grullas, todos los años se observan águilas pescadoras intentando dar caza algún pez en sus aguas, somormujos lavancos, garzas reales e imperiales en primavera, cormoranes, gaviotas de varias especies, cigüeñas negras, avefrías y un largo etcétera de patos, andarríos y chorlitejos. Incluso hace poco tiempo se vieron flamencos. Pero lo más curioso y sorprendente, si cabe, es la reproducción de aves cuya zona habitual de cría son las costas marinas. Nos referimos a los charranes comunes que llevan varios años viniendo a reproducirse a este embalse. También ha sido durante meses zona de caza y descanso de un águila perdicera (especie en peligro de extinción) que se dedicaba a cazar los conejos que proliferan por la zona.
El embalse de la Loteta es pieza clave en la migración de aves, tanto otoñal como primaveral por su lugar estratégico. En su construcción se colaboró con René Gómez López de Munain (Jefe del Área de Seguridad de Infraestructuras y Geotecnología de la Confederación Hidrográfica del Ebro –CHE-) para crear una zona de refugio para las aves. En la zona que se eligió, se hizo algún lago y se plantaron tamarices. Desde Ansar se estuvo colaborando para comprobar que estas actuaciones se realizasen con suficientes garantías y así se hizo.
Pero las interferencias humanas no tardaron en presentarse. En octubre del año 2022, Ansar dirigió un escrito a la CHE solicitando que se respetase la zona de refugio de aves como en su día se acordó. En el escrito argumentábamos que ese espacio, el cual debería de servir para que las aves se mantuvieran tranquilas, se estaba invadiendo por otras actividades humanas.
Nos referimos al kitesurf y windsurf, la pesca, la caza (aunque fuentes oficiales nos confirman que no se puede ni pescar ni cazar) y ahora recientemente, nos hemos enterado que se puede sobrevolar este embalse con ultraligero. Todo ello sin olvidar todos los aerogeneradores que en su día aprobó el INAGA alrededor del embalse y en los que mueren cientos de aves y murciélagos anualmente, lo cual venimos también denunciando incansablemente por diversas vías.
Este embalse es muy grande y las actividades humanas no deberían está reñidas con la conservación de las aves, pero hay que delimitar el espacio. En su día cuando se construyó, la zona de la presa hacia la derecha se dejaba para refugio de aves y la zona izquierda para actividades humanas. Es lo que reclamamos de nuevo. En el mismo escrito de 2022 se habló sobre la posibilidad de construir observatorios de aves como hay en otros lugares semejantes y que en este enclave se podía realizar seguimientos para ver al evolución del espacio con respecto a las aves, para lo cual Ansar se brindaba a colaborar.
Pero no sabemos nada, la CHE no se ha dignado contestar al escrito, una pena, una verdadera pena que desde las instituciones no tengan la sensibilidad de apreciar el valor de estos enclaves.
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