Esta mañana, decenas de personas se han concentrado en la esquina de Avda. César Augusto con Conde Aranda, convocadas por la Alianza por la Emergencia Climática de Aragón, que agrupa a más de 70 colectivos vecinales, sociales, educativos, sanitarios y ambientales. Bajo el lema “La inacción climática mata”, los asistentes han reclamado al Ayuntamiento la aplicación inmediata y real de un Plan de Adaptación al Cambio Climático que esté a la altura de la crisis que ya estamos viviendo.
En el manifiesto leído durante la concentración, se ha recordado que este pasado mes de junio Zaragoza ha registrado temperaturas extremas por encima de los 40 grados y más de la mitad de noches tropicales. Las olas de calor recurrentes no son ya una excepción, sino parte de una nueva realidad climática que pone en riesgo directo la salud de miles de personas, especialmente mayores de 65 años, personas enfermas, infancia y mujeres embarazadas.
Mientras tanto, los colectivos denuncian que las acciones del Ayuntamiento distan mucho de ser suficientes: cada remodelación urbana destruye árboles consolidados, imprescindibles para mitigar el calor, bajo la promesa de que “ya se plantarán nuevos”. Esta lógica es totalmente insuficiente: un árbol no se improvisa, tarda décadas en ofrecer la sombra, la frescura y las funciones ambientales que se pierden con cada tala indiscriminada.
Además, la ciudadanía denuncia la falta de planificación y coordinación entre departamentos municipales, que permite obras que dañan las raíces de los árboles, podas inadecuadas y una gestión deficiente de los espacios verdes. El resultado: calles y plazas convertidas en hornos urbanos, con un impacto directo sobre la salud.
Medidas reales, urgentes y posibles
Los colectivos convocantes han insistido en que sí hay soluciones posibles, y han exigido al Ayuntamiento voluntad política para ponerlas en marcha de forma inmediata. Entre las medidas reclamadas destacan:
● Proteger y conservar el arbolado urbano ya existente, evitando talas innecesarias y aplicando planes de mantenimiento y poda basados en criterios científicos y de biodiversidad.
● Reverdecer calles y plazas, incrementando la infraestructura verde y sustituyendo cemento por zonas arboladas, jardines y espacios con sombra .
● Crear zonas de sombra y puntos de agua, que sirvan como refugios climáticos naturales.
● Habilitar una red real y funcional de refugios climáticos, abiertos también los fines de semana y con dotación de personal y presupuesto, para que la población más vulnerable tenga alternativas frente al calor extremo.
● Proteger los pulmones verdes de la ciudad, como los Pinares de Venecia, frenando proyectos que prioricen el uso intensivo del suelo frente a su conservación.
● Planificar de forma coordinada entre Urbanismo, Parques y Jardines, Infraestructuras y Salud Pública para garantizar que cada obra y proyecto contribuyan a la adaptación climática, y no a su empeoramiento.
● Adaptar centros educativos, barrios y viviendas con medidas de rehabilitación y renovación que tengan en cuenta tanto la mitigación como la adaptación.
Aún estamos a tiempo: una estrategia común es posible
Desde la Alianza se recuerda que no es tarde para actuar, pero sí es urgente. La mejor ciencia disponible alerta de que las olas de calor serán cada vez más largas y severas, pero Zaragoza aún puede convertirse en una ciudad resiliente si adopta medidas claras y concretas con rapidez y consenso.
Para ello, es imprescindible que el Ayuntamiento deje de actuar de forma reactiva y apueste por una estrategia de adaptación integral, desarrollada con la participación activa de la ciudadanía y los colectivos sociales, los barrios, la comunidad educativa, el sector sanitario, expertos en urbanismo….
“No más talas indiscriminadas, no más excusas. Queremos sombra, refugios climáticos abiertos y una ciudad viva que proteja la salud de todos sus habitantes”, han reclamado los convocantes.
El cambio climático es un reto global, pero su impacto se vive a escala local. Cada árbol conservado, cada m2 de cemento sustituido por vegetación, cada sombra generada, marca la diferencia entre una ciudad inhabitable y una ciudad capaz de cuidar de su gente.
Por todo ello, la Alianza por la Emergencia Climática de Aragón insta al gobierno municipal a escuchar a la ciudadanía, poner en marcha ya las acciones previstas en su propio plan y abrir espacios de diálogo y cooperación para construir, entre todos, la Zaragoza resiliente que necesitamos.
