Tercera edición de la salida de las avutardas

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El día 20 de abril realizamos la salida de las avutardas en Bujaraloz por tercer año consecutivo de la mano de Conchi Escanilla, a continuación su resumen de la jornada.

 

Sobre las 11: 00 tomamos el camino de Entrebalsas y atravesamos varios kilómetros de regadío, que aunque no es el típico paisaje monegrino, ocupa varios miles de hectáreas en la comarca y próximamente varios miles más con lo que el paisaje de Bujaraloz se verá notablemente transformado. En este ambiente de regadío por aspersión pudimos ver gorrión común y molinero, aguilucho lagunero, cernícalo común, busardo ratonero ratonero, alcaudón común, escribano triguero y otras que desde el coche no pudimos identificar.

En algún momento (hay que preservar la ubicación de nidos y pollos), pudimos disfrutar en varios árboles de varias polladas de búho chico todavía sin acabar de emplumar. Todos disfrutamos un montón de este momento. De allí partimos a las ubicaciones de sisón que tenía preparadas pero en ninguna de las dos pudimos verlos, probablemente era muy tarde pues se les suele ver en cortejo más bien en las horas bajas de calor y en ese momento era mediodía.

De allí partimos directos a Valfarta, por el camino vimos las hermosas chovas piquirrojas, milano real, tarabilla común y norteña, mochuelo, collalba rubia y gris, muchísimo triguero y un espectacular campo de veza donde pudimos identificar terrera común, abubilla, varios alcaudones comunes, cornejas, estorninos y quizá vencejo real. En Valfarta disfrutamos de bastantes individuos de cernícalo primilla sobrevolando la iglesia y el pueblo, comimos en el bar social donde siempre nos atienden muy bien y salimos hacia La Almolda en busca sobre todo de la collalba negra.

De camino a La Almolda vimos perdices, alcaudón real, águila culebrera y una vez en las faldas de Santa Quiteria cuatro collalbas negras en dos ubicaciones, un cafecito en el pueblo y nos fuimos a la Retuerta a por el prometido espectáculo, el cortejo de la avutarda. Una vez en el punto deseado costó un poco encontrarlas, pero acabamos disfrutando del baño de espuma de dos machos con cuatro hembras en la cercanías, y fue una verdadera suerte porque a esas alturas del mes de abril muchos años el cortejo ya ha terminado. Estuvimos casi hora y media viéndolos ir y venir, comer a ratos y a ratos hacer el llamativo baño de espuma que consiste en girar las alas de modo que se vean las plumas blancas de la parte interior de estas, llamando la atención de las hembras.