Este año hemos realizado una salida de tres días para visitar La Rioja. El día del Pilar llegamos a Enciso para recorrer varios yacimientos de huellas fósiles de dinosaurios que tanta fama han dado a la comarca. En el yacimiento de la Virgen del Campo nuestro compañero Juan Pablo Castro nos explica las características geológicas del grupo Enciso, del Cretácico inferior, sedimentado en una zona encharcada, de tipo marisma o delta. Se aprecian ripples (marcas de corriente), movimientos de lodo, posiblemente por antigua actividad sísmica y numerosas icnitas de dinosaurios y de cocodrilos. Más tarde nos acercamos al barranco de Valdecevillo donde un largo afloramiento de un estrato nos permite diferenciar huellas de los tres tipos principales de dinosaurios: terópodos (bípedos carnívoros), ornitópodos (bípedos herbívoros) y saurópodos (cuadrúpedos herbívoros). Los paleontólogos han querido reconocer una escena de un grupo familiar formado por dos adultos y una cría que se desplazaban por el lugar hace más de 100 millones de años. En las cercanías pudimos observar diversas estructuras sedimentarias que ayudan a interpretar el ambiente reinante en aquella época: grietas de desecación, ripples, huellas y moldes de huellas.
Continuamos nuestro recorrido hacia Igea donde se ha conservado un tronco fósil de unos diez metros de longitud. Tras la comida realizamos un paseo para acercarnos al yacimiento de la Era del Peladillo, una de las mayores concentraciones de icnitas de dinosaurios de toda Europa. Además aparecen unas curiosas huellas con membrana interdigital que se han atribuido a una nueva especie: Hadrosaurichnoides igeensis.
Por la tarde nos dirigimos por fin a descansar a Logroño donde aprovechamos para visitar la ciudad.
El segundo día nos dirigimos a Sierra Cebollera. En esta ocasión toma las riendas nuestro compañero Juan Carlos Troya que conoce bien el entorno por su condición de riojano. Esta sierra sufrió durante siglos una fuerte deforestación debido a la intensa actividad humana, pero se ha ido recuperando y hoy cuenta con unos interesantes hayedos, que comenzaban a tomar colores otoñales. Junto a las hayas crecen robles, arces, acebos, fresnos y otras especies. Disfrutamos el paseo que nos conduce a la ermita de la Virgen de Lomos de Orio y el que junto al río nos lleva por bucólico camino a unas cascadas. Por la tarde nos dirigimos a Ortigosa de Cameros donde visitamos sus preciosas cuevas cargadas de estalactitas, estalagmitas y otras formaciones calcáreas.
El último día cambiamos de comunidad autónoma pero continuamos en la Rioja: en la Rioja Alavesa. En las proximidades de Laguardia hay un interesante conjunto de lagunas endorreicas, de las cuales visitamos la del Prado, recrecida y que por lo tanto conserva una lámina de agua permanente. Un paseo que rodea la laguna nos conduce al observatorio de aves, siendo interesante la variedad de árboles y arbustos que vamos viendo. Pocas aves, pero no es la mejor época y además las condiciones meteorológicas no son las óptimas, fuerte viento y algún chubasco, anuncian la llegada de la tormenta tropical Leslie. Afortunadamente la lluvia nos respeta hasta que llegamos a Laguardia. Precioso núcleo medieval que recorremos bajo el chaparrón hasta que nos vemos obligados a refugiarnos en algunas de sus tabernas.
Tras la estupenda comida regresamos rápidamente hacia Zaragoza para evitar los embates del huracán.
Agradecemos a Miguel Angel el interés y empeño que siempre pone porque todo salga bien, a nuestro conductor habitual por llevarnos por esas complicadas carreteras, a Juan Pablo Castro por enseñarnos cada día un poco más de geología y a Juan Carlos Troya por descubrirnos lugares nuevos de su preciosa tierra.