Grupos ecologistas descubren “malas prácticas” en los estudios de seguimiento de siniestralidad de aves y murciélagos en parques eólicos

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Dos ONGs hacen seguimiento de siniestralidad en dos parques eólicos de Aragón, La Nava y Los Cierzos, de forma paralela a la consultora encargada de hacer el plan de vigilancia. La diferencia es abrumadora.

Desde febrero de 2020, naturalistas de la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar) y Amigos de la Tierra Aragón vienen analizando los seguimientos que realizan las empresas promotoras de parques eólicos relativos a la siniestralidad que causan en aves y murciélagos.

Para ello solicitaron al Gobierno de Aragón los datos que dichas empresas están obligadas a remitir y también los registros de entrada de animales en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) de L’Alfranca.

Según el seguimiento quincenal de Satel, en el parque eólico La Nava, entre enero y abril murieron tres aves y un murciélago, y de mayo a agosto cuatro aves y 11 murciélagos, que son un total de siete aves y 12 murciélagos. Y registró en el parque eólico Los Cierzos entre enero y abril cuatro aves y dos murciélagos, y de mayo a agosto seis aves y 13 murciélagos: un total de 10 aves y 15 murciélagos.

Según los datos totales de Satel entre enero y agosto de 2020 se encontraron entre los dos parques que, recordemos, suman once aerogeneradores: 17 aves y 27 murciélagos, que suponen 44 animales.

Según los datos de Ansar y Amigos de la Tierra Aragón en observaciones propias con frecuencia semanal, en el parque eólico La Nava, de enero a abril se detectaron 10 aves y dos murciélagos. De mayo a agosto 24 aves y 107 murciélagos. El total suma 34 aves y 109 murciélagos. En el parque eólico Los Cierzos, de enero a abril se encontraron 16 aves y seis murciélagos y entre mayo y agosto 28 aves y 53 murciélagos con un total de 44 aves y 59 murciélagos.

El total de bajas encontradas por las ONG entre los dos parques eólicos es para echarse temblar: 78 aves y 168 murciélagos, un total de 246 animales en ocho meses de seguimiento de las once máquinas. Siempre cadáveres, salvo algún caso puntual de un buitre leonado mutilado pero vivo, que finalmente debió ser sacrificado en el CRFS.

Dado que cuando los naturalistas detectaban restos bajo los aerogeneradores daban parte a la emisora de emergencias del Gobierno de Aragón y los agentes de protección de la naturaleza solían acudir a retirar los animales o bien los recogían dentro de su actividad profesional ordinaria, puede ser que la consultora no registrara algunas bajas. No obstante, la diferencia es significativa.

Según los datos aportados por el Gobierno de Aragón, en el CRFS de animales procedentes de La Nava y Los Cierzos del periodo enero-octubre de 2020, de ellos 74 corresponden al periodo de enero-agosto.

«Ante la disparidad de cifras en las bajas (44/74/246), cabe pensar tanto en una elevada tasa de desaparición de los restos por depredación como en un deficiente método de seguimiento tanto en intensidad como en frecuencia -dado que INAGA sólo exige un control quincenal de bajas- o bien una combinación de todos esos factores», explican desde ambas entidades.

 

 

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