El domingo 24 de enero de 2016 tuvo lugar la primera excursión naturalista del año organizada por ANSAR. El lugar elegido para la salida fue el Santuario de la Virgen de Rodanas situado a 14 km de Épila (Zaragoza) y enclavado en las faldas del Sistema Ibérico en una zona de pinares entremezclada con encinas, sabinas y espino negro.
Comenzamos el recorrido en una pista a unos 6 km de Épila, sumergidos en una espesa niebla que daba a los campos de cultivo un aspecto fantasmal. Unos pocos kilómetros más allá, Miguel Ángel rescató a una culebra bastarda y a un conejo, que habían caído en un aljibe abandonado y no tenían ninguna posibilidad de subir a tierra.
Poco a poco el camino fue ascendiendo y el sol comenzó a abrirse paso entre la niebla. Más adelante, en otro aljibe abandonado, de nuevo Miguel Ángel encontró un saco partero. Llegamos a lo que fue la mina de La Esperanza, dedicada a la extracción de areniscas cupríferas hasta mediados del siglo pasado. Todavía hoy permanecen en pie parte de las instalaciones y de la planta de tratamiento de mineral de cobre obtenido en la mina sobre las areniscas triásicas cupríferas y ya, bajo el sol, en una de sus escombreras buscamos con interés y encontramos malaquita, azurita, pirolusita y también algunos restos de fósiles vegetales del secundario, concretamente de angiospermas.
Después de un buen rato en la antigua mina, seguimos nuestro camino. Tras algún que otro repecho llegamos al santuario con el sol brillando en lo alto.
El conjunto del Santuario de la Virgen de Rodanas está formado por la actual iglesia, construida sobre una anterior, y la hospedería, que consta de dos largos edificios laterales formando una plaza central con una fuente. También hay buenas y grandes instalaciones para celebrar las romerías.
Después de comer al sol, curioseamos el olivar anejo, con abundantes olivos centenarios, recorrimos las instalaciones y visitamos la iglesia. Poco después emprendimos el camino de vuelta
Cuando llegamos a Zaragoza, de nuevo nos envolvió la niebla.