El 5 de octubre Ansar organizó una visita al parque Bruil de Zaragoza. Nos guió Ismael Prado, vecino de la zona y miembro de la junta de Ansar, que llamó la atención sobre mal estado en que se encuentra el arbolado del parque. Cada año mueren más de una docena de árboles.
Al parecer todo el subsuelo está afectado por un hongo que afecta a las raíces y termina por matarlos. Moreras, ailantos y almeces han sido las últimas víctimas. Hay en el parque un ejemplar de almez, notable por su tamaño, que está catalogado cono árbol singular. Este año ha empezado a manifestar los síntomas de la enfermedad y posiblemente termine muriendo pronto.
No todo fue negativo en la visita. La monumental encina, emblema del parque, que se vio afectada por las obras de hace unos años y por la que temíamos lo peor, parece haberse recuperado y en estos momentos se le ve llena de vitalidad y cargada de bellotas. Ismael también nos mostró su paciente labor en la que va sembrando hierbecillas para tapar las calvas del césped o planta nuevos ejemplares de árboles en el lugar donde otros murieron. Nos alegra ver lo bien que crecen un par de robles, hijos del roble albar del Canal, o el desarrollo que han alcanzado en pocos años moreras y olmos.
Nos quedamos con la idea de que todos podemos contribuir, con pequeñas actuaciones a mejorar la naturaleza de nuestra ciudad. No todo debe quedar en manos de las decisiones de la administración, siempre propensa a gastar mucho dinero en cada una de sus actuaciones, y no siempre acertadas.