
El pasado domingo 25 de enero, iniciamos las excursiones de este 2015 con un recorrido sencillo que forma parte del Camino Natural del Ebro, el GR 99, retomando así los realizados en años anteriores. En esta ocasión se trataba de caminar parte de la etapa nº 24, desde Torres de Berrellén a Utebo.
Tomamos el camino en Torres de Berrellén, población situada en la comarca de la Ribera Alta del Ebro, en su margen derecha, muy próxima a la desembocadura del río Jalón en el Ebro.
Nos acercamos a ver la confluencia de ambos ríos, frente a la ermita de El Castellar, situada en los cortados al otro lado del Ebro. Caminando aguas abajo seguimos el camino que avanza paralelo al río, junto a campos de labor, hasta llegar al Soto del Rompedizo. Cada vez más escasos debido a la acción humana, los sotos de ribera están compuestos por álamos, chopos, y en menor medida por fresnos, olmos y sauces. Todas ellas especies de crecimiento rápido que albergan un sotobosque compuesto por zarzas, rosales silvestres, majuelos, cañas… Los sotos de ribera suponen una importante vegetación natural de gran valor ambiental, tanto por ser refugio de la fauna como por el papel que desempeñan en la dinámica fluvial del río. Hoy en día son enclaves aislados, relegados a las orillas del río o a las mejanas.
El día era frío y desapacible, el cierzo soplaba con tanta intensidad que en algún momento nos llegó a empujar con tanta fuerza que nos colocó peligrosamente en el margen de una acequia. Ya lo indica el dicho popular, “San Valero, ventolero” y este santo, patrón de nuestra ciudad, se celebra el próximo día 29 de enero.
Llevando siempre a nuestra izquierda los cortados, extensos cerros testigos de la sedimentación terciaria, que dan a este sector central de la Depresión del Ebro un cierto aspecto montañoso, llegamos a la altura de Sobradiel, allí nos acercamos a ver la llamada Barca de Sobradiel o de Candespina. De origen muy antiguo, La Barca está adaptada hoy a los nuevos tiempos y cuenta con un sistema motorizado que le permite transportar tractores y camiones a un terreno de labor atrapado entre la margen izquierda del Ebro y los montes del Castellar. Prácticamente es la única conexión que esa zona tiene con la margen derecha del río.
Contemplamos la torre de Candespina (s.XI), ruinas de una edificación de vigilancia posiblemente vinculada al castillo de El Castellar, que Sancho Ramírez, rey de Aragón, mandó construir en las proximidades para acometer la conquista del valle medio del Ebro.
Siguiendo nuestro camino, atravesamos el Soto de Candespina y un trecho más allá el Soto de La Alameda. Nos acercamos al Mirador del Ebro, desde dónde se puede contemplar la potencia de este río Ebro. Caminando entre abundantes chopos llegamos hasta el Soto de Malforada, éste soto y el anterior son los más extensos que se encuentran en el camino que recorrimos, ambos pertenecen al término municipal de Utebo.
En ese punto cogimos el camino de la Hortelana y nos dirigimos a Utebo, población a 12 km de Zaragoza, que ha crecido tanto en los últimos años que se ha convertido en la tercera por número de habitantes de esta provincia. Su nombre actual deriva del topónimo romano Octavus número ordinal del miliario de la calzada que por allí discurría.
Admiramos su magnífica torre (s.XVI) considerada como una de las más bellas de del mudéjar aragonés.
Y después de los 18 km recorridos en una soleada mañana de invierno, comimos a buen resguardo del intenso viento y regresamos a Zaragoza. El gélido cierzo esta vez no nos dio tregua.